¿Tener un "peluche favorito" es bueno para mi bebé?
Lo acompaña a todas partes y no puede dormir sin él. ¿Es bueno tener tanto apego a su peluche?¿Hasta cuándo lo va a necesitar?
Osito o Lulú, cualquiera que sea su nombre, el peluche preferido tiene una gran importancia para el niño, tanto que si lo pierde o hay que lavarlo es un drama. ¿Cómo abordar esta historia de amor a veces un tanto complicada?
¿Es el peluche preferido un compañero imprescindible?
En occidente, la preferencia de un peluche es una conducta generalizada y desempeña un papel importante. En la actualidad se reconoce la importancia afectiva de estos amiguitos, cuyo olor y tacto tranquilizan al bebé.
Entre los cinco meses y el año aparece esta conducta. Entre todos sus peluches, elige uno. El bebé tiene sus propios criterios: su peluche preferido debe ser suave, agradable al tacto y al mordisqueo, y tiene que oler a mamá y a su universo familiar. Es inútil, pues, querer influirle para que elija este u otro peluche.
Su peluche preferido cumple un papel crucial para el bebé ya que es el primer objeto que posee realmente. Su función es hacer la transición entre su círculo familiar y el mundo exterior, entre lo real y lo imaginario, entre la presencia y la ausencia. Por eso Donald Winnicott, Pediatra y Psicoanalista británico, lo llamó "objeto transicional". El peluche preferido te sustituye cuando no estás. Permite, así, que el bebé se tranquilice cuando va a la guardería o está con la niñera.
¿Tu pequeño no tiene peluche preferido? Eso significa que no lo necesita. Sin duda ha encontrado otra forma de reconfortarse: chuparse el dedito, una cancioncita, etc.
Trucos de padres
Su peluche preferido acompaña a tu bebé a todas partes. Cuando desparece es un drama. Algunos toman la precaución de comprar dos ositos... ¡pero desgraciadamente eso no siempre basta! Mira algunos trucos de padres para hacer frente a situaciones delicadas:
• ¿Mimi se perdió mientras estabas de compras? Es el momento de sacar a su doble, aunque debes tener cuidado porque los niños no son tan ingenuos.
• Sales por todo el día y, con la carrera, dejas a Osito en casa. Para compensar, duplica las caricias y los besos. Se supone que el peluche preferido te sustituye a ti. Por lo tanto, esta vez puedes ocupar tú su lugar. Dile que Osito lo espera en casa al volver.
• ¿Hay que lavar a Lulú? Hazlo cuando el bebé no lo necesite. Déjale a su doble mientras tanto si tienes uno. Otro truco: lava también con regularidad a su doble para que los dos tengan el mismo olor y el mismo desgaste.
• Quico ya está destrozado, pero resulta imposible tirarlo... Dile que lo cuidarás y arreglarás. Explícale con un cuento, por ejemplo, que Quico va a pasar un día con la abuelita para recuperarse y que volverá en plena forma.
Un peluche suave, un juguete de plástico, un peluche o hasta un pedazo de tela… ¡cada niño escoge su amigo inseparable!. Otros, en cambio se calman con una canción infantil o un gesto propio, como enroscarse una mecha de pelo alrededor del dedo simplemente.
¿El niño no afloja a Yoyo? No lo obligues, sólo él decidirá el momento para dejar su peluche preferido, por lo general entre los 3 y los 6 años. Si tu hijo tiene más de 6 años y aún sigue aferrado a su peluche favorito, explícale que ya es mayor, que puede guardarlo en la habitación pero que ya ha pasado el momento de cargarlo a todas partes.
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